México, 15 Ene. (Notimex).- Por poco más de una década la revista Algarabía se ha dedicado a entretener a sus lectores con datos curiosos y/o extraños y artículos amenos, consolidando un estilo en el que las letras, las palabras y sus significados son la materia prima y sello inconfundible que apuesta a la diversificación con la publicación de libros, almanaques e incluso tiendas.
El trayecto no ha sido sencillo para el equipo de trabajo de esta publicación, no obstante ha logrado salir airoso de la falta de recursos y este mes editó su número 100, el cual rinde tributo a la cosmopolita Ciudad de México.
Entrevistada por Notimex, la directora y fundadora de este proyecto editorial, María del Pilar Montes de Oca Sicilia, recordó que tras concluir la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y realizar un doctorado en Lingüística, decidió montar, en 1993, una publicación que nombró «Aljamía», en la que aparecían investigaciones semióticas y lingüísticas.
«Se pusieron de moda por 1999 los boletines que enviabas a tus clientes, a mí se me ocurre mandar el nuestro cada tres meses, y la gente nos dice que está muy padre porque aborda otros temas, tenía: literatura, filosofía, datos simpáticos, de humor y refrán, entonces nos dices por qué no la hace revista y ahí surgió todo», compartió.
El nombre de Algarabía, explicó, es el antónimo del antecedente de esta publicación; «Aljamía», cuyo significado es «en lengua española en árabe», hablar en lento, y con el que se publicó en julio de 2001 el primer número de «Algarabía», la cual no tenía fines comerciales y era regalada cada seis meses.
Desde entonces esta revista cultural ofrece temas diversos que van desde curiosidades hasta hechos históricos, lo cual se convirtió en el sello distintivo que a los lectores les comenzó a gustar, razón por la cual decidieron publicar la revista bimestralmente y después mensual.
De manera independiente, este proyecto que inició su historia hace 12 años, se ha dedicado a entretener de manera inteligente a miles de lectores y ha logrado crear un concepto editorial único, que no copia a una ninguna revista cultural extranjera o nacional.
«Se creó un estilo un poco desparpajado, pero en que a la vez todos los artículos tienen un fundamento teórico y bibliográfico, y no hay artículos de maquinazo ni cosas de actualidad y tampoco somos una revista de plumas; nunca nos vanagloriamos de que aquí escribió García Márquez o Ibargüengoitia, aquí nos interesan los temas, las ideas y las palabras», precisó.
Otra de las características de Algarabía es su diseño, a cargo de Victoria García Jolly, el cual se ha distinguido por tener congruencia y extremo cuidado en los detalles; «no es una revista que se vea chafa, se ve un diseño pensado y bien tratado».
Lo más complicado de estar al frente de esta publicación, mencionó, ha sido conseguir el sustento económico y convencer a los anunciantes que una revista cultural también es un escaparate rentable para su publicidad, «mostrarles que no toda la cultura es para letrados, que la cultura puede ser para todos, puede ser amena y divertida».
Labor que no ha sido sencilla de realizar, pero que gracias al empeño y dedicación del equipo se ha conseguido y ha dado mayores satisfacciones, entre ellas la publicación diversas colecciones de libros, tales como: «Mitos», «Vicios» «Jijos del chingonario» y «Cinefilia».
Otros de los grandes logros que ha cosechado Algarabía es la publicación de «Un año para recordar», minialmanaques que abarcan desde principios de los años 30, hasta finales de la década de los 90, y la apertura de cinco sucursales de
«Algarabía Shoppe», donde los lectores pueden encontrar publicaciones y curiosos objetos como lo son portavasos, bolsas reciclables, «portachingderas» y «tazaschingonas».
Montes de Oca destacó que a través de segmentos como «Acertijo» y «La dichosa palabra» han estado en contacto con los lectores, lo que ha incitado que su público sienta cercana la revista e incluso la promocione.
Con las redes sociales en Internet el equipo de Algarabía tienen la posibilidad de interactuar con su público, el cual aseguró siempre está pendiente; «cualquier error no lo hacen sabe, lo cual agradeces muchísimo porque es parte de tu retroalimentación».
De acuerdo con estudios de mercado, señaló, el lector de Algarabía tiene un peculiar perfil, el cual no está relacionado con el nivel socioeconómico o académico de sus compradores, sino con su curiosidad.
«Nos leen desde jóvenes hasta viejos es decir de todo; hombres y mujeres, pero el común denominador es que es gente que le gusta saber, gente hedonista; que le gusta consentirse, y también es gente que le gusta ir más allá», abundó.
Del número 100 de la publicación, el cual está dedicado a la capital del país, dijo, que el tema fue elegido por su amor a esta ciudad cosmopolita en la que nació y por su interés de mostrar que los capitalinos están orgullos de su cotidiano.
Con una colorida portada, que recuerda al creador de los carteles de los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en México, Lace Wyman, detalló, esta edición conmemorativa ofrece un mosaico de lo que es esta ciudad.
Notablemente entusiasmada, la directora de Algarabía adelantó que hay muchos proyectos para esta publicación, entre ellos: números extras, uno de estafas y otro delincuentes; el lanzamiento en abril de «Algarabía» niños y la publicación de varios libros sobre vicios como el chocolate, el tequila y el chicle.
Además planean una convención y sacar a un juego, «estoy segura que Algarabía nos va a sobrevivir a nosotros y los más jóvenes, y espero que sea una institución que se quede, porque esta padre que exista algo así, en el camino ya estamos», concluyó.